Voces árabes en contra de la escritura y a favor de la vida

Hace algún tiempo, escribí sobre los "inicios" y puse un cuento muy bonito sobre los pozos y la sabiduría que inspiran a cerca de como interpretar técnicamente las palabras a tu favor y vi, en su momento, que la gente no se quedaba tranquila con el cuento chino que conté. Puesto que no es mi intención dejar los temas que no hayan sido aclarados del todo, en esta ocasión abordaré el tema de los inicios desde otro punto de vista.

Existen unos refranes españoles que dicen lo siguiente, "a cuenta de gitanos, roban muchos castellanos" o lo que es lo mismo "unos crían la fama y otros cardan la lana" y desde ese punto de vista, no puede ser válido del todo el cuento que conté en el pasado, ya que a este le falta la parte emocional y a ello iré.

Ibn Arabi y Maulana, tienen una serie de textos que nos pueden ayudar.

El primero de ellos es el "tratado del amor" (Ibn Arabi), que según la lengua árabe clasifica al amor en cuatro formas: hubb (el amor germinativo, seminal u original. El cual es importante para saber las intenciones de alguien que busque sexo contigo y tiene como verdad el abandono de la propia voluntad ante el amado), wadd (el afecto o cariño fiel de amor que es divino. Significa "estaca" o punto fijo y es importante para saber cómo tratar a alguien con quien tienes confianza), 'ishq (locura de amor, amor extremo o colmo de amor. Este implica un arrollamiento de amor y deriva de ashaqa o enredadera. Así es el amor de España, en muchos aspectos puesto en el Quijote y ya expresado con anterioridad con fábulas de Esopo como zarza o vida, por lo tanto sería una locura buena) y hawa (inclinación repentina de amor o pasión súbita de amor. Su ma'na o principio es el amor generado o engendrado por la palabra).

De lo anterior, se puede deducir, según el cuento Sufí, de Maulana, "el gramático y el pozo" y de "los engarces de la sabiduría" (un verbo de Hûd) de Ibn Arabi, que como el agua, que tiene el sabor de donde se extrae, las palabras también tienen el sabor de donde se las extrae, en este caso son las de amor y como al igual que al místico que tenía que socorrer al gramático, es más fácil negar la implicación a alguien cuyas palabras no sepan a nada (C.18, especialmente el 109).

Pero ya se sabe el refrán de aquí que dice, "boca de verdades, cien enemistades" o ese otro que dice, "la verdad duele, dice un proverbio", por lo tanto, la verdad ha de caer como un bálsamo en comparación a la miseria que subyace. Tal y como dice el cuento oriental de "milagros sin significado", si haces uno, tiene que ser muy valioso y no valer dos monedas o lo que es lo mismo cuatro perras (que tu sacrificio no sea en vano). Pues lo mismo, si dices la verdad, que esa verdad sea valiosa y que signifique algo para ti y para el otro y no mera fanfarria porque, entonces, si que te ganarás enemistades y en caso de que creas en Dios, no lo verás siendo un fervoroso creyente en él, sino más bien en el otro.

Con la mejor de las intenciones, Pyren.

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